A pesar de su escasa educación secular, la exquisita sensibilidad espiritual de Bunyan (1628-1688) hizo de él la figura religiosa de mayor relieve en Gran Bretaña. Exceptuando la Biblia, ningún libro religioso ha gozado de tanto éxito entre la clase media y baja de ese país como su Progreso del Peregrino (1682). Años antes, había escrito La gracia abundante para el primero de los pecadores (1666), donde narra su conversión. Entre el resto de sus numerosos escritos, merece también mencionarse La Guerra Santa y Defensa de la Justificación por la Fe. Esta última, una crítica despiadada contra el creciente pelagianismo, suscito las críticas de muchos clérigos.
Llamado al ministerio después de su conversión, Bunyan se unió a una iglesia no conformita, que era bautista calvinista en cuanto a la doctrina y congregacional en cuanto al gobierno. Lo mismo en sus sermones que en sus escritos, se preocupaba por exponer sencillamente las verdades evangélicas, sin lenguaje técnico, sino apoyado en lo experimental. Aunque no pertenecía al clero, su actividad como predicador laico fue enorme. Por su valentía en proclamar y vivir la fe evangélica, paso doce años y medio en la cárcel de Bedford, negándose a obtener la libertad a cambio de silencio. Se ha hecho famosa su respuesta: “Si me sueltan hoy, volveré a predicar mañana”.
Fue pastor en la ciudad de Bedfor durante 16 años hasta su muerte, ocurrida después de una cabalgata bajo la lluvia que iba de Reading a Londres.
Extraido de: Diccionario Teologico Ilustrado, Editorial Clie 2001
Francisco Lacueva, Alfonso Ropero
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