¿Es fácil estudiar la Biblia? (3)

Hasta aquí hemos tratado muy brevemente, y bajo la interrogante ¿Es fácil estudiar la Biblia?, dos temas importantes en cuanto al estudio bíblico. El primero de ellos fue nuestra actitud hacia la Biblia y el segundo la naturaleza divina de esta. Este último punto, no obstante, tiene un segundo aspecto que debe ser considerado y es el que trataremos en esta nueva oportunidad.

Si bien es cierto que la Biblia es un libro divino y que requiere de una vida espiritual sustentada por el poder único del Espíritu santo para que sea eficaz en quien la estudia, también es cierto que la Biblia es un libro inteligible para el hombre. Es decir, la Biblia es un libro que podemos “entender”. Dios ha hablado (He.1:1,2), y lo ha hecho en términos humanos, usando un medio humano de comunicación, el lenguaje.

Este segundo aspecto de la naturaleza de las escrituras, sumado al aspecto sobrenatural que ya hemos mencionado, se denomina en términos teológicos “la naturaleza dual de la Biblia”. La Biblia es tanto un libro divino como humano. Al hablar del aspecto humano de las escrituras nos estamos refiriendo al método usado por Dios para revelarse. Él uso personas dentro del espacio y el tiempo para comunicar Su Palabra Eterna.

La naturaleza humana de las escrituras tiene una implicación que deben ser consideradas al hablar del estudio bíblico y es que, siendo la Biblia un libro humano, nesecita ser debidamente interpretado. Así nos lo explica Gordon D. Fee:

La interpretación de la Biblia es una exigencia de la "tensión" que existe entre su relevancia eterna y su particularidad histórica.

La lectura eficaz de la Biblia
p.15

Consideremos brevemente las dificultades que entraña la naturaleza humana de las escrituras.

En primer lugar, la Biblia nos fue dada por Dios dentro del espacio y el tiempo. Esto significa que Dios adopto para comunicar Su Palabra Eterna los términos humanos temporales para que el hombre los pueda entender. En segundo lugar debemos considerar que cuando Dios hablo, lo hizo a personas específicas en lugares específicos dentro de la historia.

Cuando leemos un mensaje o lo escuchamos, algo de lo que no somos muy consientes es del hecho de que necesitamos interpretarlo. No somos muy consientes de la necesidad de interpretar lo que oímos o leemos, debido a que lo hacemos de manera automática. Cuando escuchamos en el noticiero local, por ejemplo, que “mañana será un día lluvioso” nosotros de inmediato entendemos lo que esto significa. De manera que, al día siguiente nos abrigaremos y procuraremos evitar el mal clima. Sin embargo, si escuchamos esta misma noticia (“mañana será un día lluvioso”), pero esta vez en un canal extranjero, de inmediato nos preguntaremos ¿para qué país es esta noticia? Notemos que la frase o el mensaje es el mismo en ambos casos, pero la reacción es distinta. Este sencillo ejemplo nos demuestra la necesidad de la interpretación.

Ahora bien, a esto debemos agregar el hecho de que la tarea de interpretar se hace más difícil en la medida en que el mensaje se aleje de nosotros en espacio y en tiempo. De manera que, el hecho de que la Biblia se escribió en un periodo anterior al nuestro resulta en una dificultad considerable a la hora de estudiarla. Consideremos lo que James E. Efird escribe:

… una de las ideas más desatinadas que, desafortunadamente, se han asociado con la Biblia (y como ésta hay muchas), es que la Biblia no es más que un libro que cualquiera, dondequiera, puede simplemente tomar en sus manos, leerlo, y entenderlo. Por supuesto que tal idea es errónea, pero tal error persiste en la base misma de muchas teorías e ideas descabelladas, mismas que han sido defendidas y para las que se ha reclamado autoridad bíblica… Pero debiera resultar evidente que una colección de sesenta y seis libros, que fueron escritos hace dos mil o dos mil quinientos años (algunos de ellos con tradiciones que datan de más de tres mil quinientos años), y que surgieron de culturas con distintos patrones de pensamiento, muy diferentes a los nuestros, y que fueron escritos en distintos idiomas y distintos géneros literarios, bien pueden requerir cierto esfuerzo por parte de los intérpretes del siglo XX para ser entendidos correctamente.

Cómo interpretar la Biblia
p.20, 21

La afirmación de Efird da pie a nuestra segunda consideración y es el hecho de que Dios hablo a personas específicas en lugares específicos dentro de la historia. Nuestro pensamiento moderno no es igual al que tuvieron las personas a las cuales Dios revelo su Palabra. Recordemos que Dios adopto para comunicar Su Palabra Eterna el lenguaje humano temporal. Esto significa que debemos hacer una interpretación no solo del lenguaje sino también de la cultura. El problema aquí es que al leer la Biblia nuestras mentes están condicionadas por nuestra cultura, lo cual implica un problema a la hora de estudiarla. Gordon Fee escribe:

También tenemos la tendencia a pensar que lo que nosotros entendemos es lo mismo que se proponía el Espíritu Santo o el autor humano. Sin embargo, siempre traemos al texto todo lo que somos, con todas nuestras experiencias, cultura, y comprensión anterior de palabras e ideas. Algunas veces lo que traemos al texto, sin intención, nos descarría, o nos hace poner en el texto toda clase de ideas extrañas.

La lectura eficaz de la Biblia
p.12

Para finalizar nuestra consideración de las dificultades que implica la naturaleza humana de las escrituras nos referiremos a algunos textos de la Biblia que nos describen esta premisa. Por ejemplo, y es el ejemplo más claro en el A.T., el sacerdote Esdras. Para este ejemplo usaremos cuatro traducciones:
Neh.8:8 (RV60) Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.
(La Biblia de las Américas) Y leyeron en el libro de la ley de Dios, traduciéndolo y dándole el sentido para que entendieran la lectura.
(Biblia al Día) Ellos leían con claridad el libro de la ley de Dios y lo interpretaban de modo que se comprendiera su lectura.
(Dios habla Hoy) ellos leían en voz alta el libro de la ley de Dios, y lo traducían para que se entendiera claramente la lectura.

La mayoría del pueblo al que el sacerdote Esdras se dirija en este pasaje pertenecían a una generación que había crecido fuera de Israel y en un ambiente pagano. De manera que no conocían la lengua ni la cultura de sus padres. Es por ello que Esdras debia de interpretar la ley de Moisés para que la entendieran.

Finalmente en el Nuevo Testamento tenemos varios pasajes en los cuales el escritor se ve en la necesidad de traducir. Por ejemplo:
Mt.1:23 (RV60) He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.
(Versión LXX) He aquí que la virgen tendrá en el vientre y parirá hijo y llamarán su nombre Emanuel; lo que es interpretado: «Con nosotros Dios».
Otros pasajes: Mr.5:4; 15:22, 34; Jn.1:38; Hch.4:36; 13:8

En resumen la naturaleza humana de las escrituras implica que, si hemos de estudiar de manera efectiva la Biblia, debemos superar las barreras del idioma y cultura que nos separa, en el tiempo y espacio, de los textos originales.