Ser un discípulo

Por: William MacDonald
Las palabras “discípulo” y “discipulado” no solo han sido por demás utilizadas, sino que cada usuario le ha otorgado el significado de su conveniencia. Nos recuerda al uso de la palabra “gloria” del libro infantil Humpty Dumpty. Cuando Alicia le pregunto qué significaba dicha palabra, él dijo: “Cuando uso una palabra significa lo que quiero que signifique, ni más ni menos”.
Pero si queremos comprender la enseñanza de Jesús sobre el discipulado, debemos interpretar lo que “Él” quiso decir con dicho término, no lo que nosotros queremos entender. Debemos examinar las descripciones del discipulado en las enseñanzas de Jesús y en los escritos de los apóstoles para poder así aprender el concepto de discipulado que ellos presentaron.
Al hacerlo descubrimos que un discípulo es un estudiante, un aprendiz. El discipulado es el proceso a través del cual el maestro o el profesor entrena a un estudiante en su doctrina y practica. Esto se ve en la forma en que el Señor Jesús escogió los doce discípulos
“Y estableció a doce, para que estuviesen con Él, y para enviarlos a predicar”
(Marcos 3:14). Estos hombres vivieron con el Salvador, escucharon su doctrina, observaron su estilo de vida, y luego comenzaron a esparcir su mensaje. Fue un entrenamiento sobre la marcha.
El discipulado también puede verse en las instrucciones que Pablo le da a Timoteo: “Lo que has oído de mi ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2)
Fácilmente podemos notar que existen cuatro generaciones de creyentes en ese versículo (Pablo, Timoteo, hombres fieles y otros). La expansión de la fe cristiana depende del involucramiento activo de cada creyente en este proceso de multiplicación.
Este método de entrenamiento cebe ser el mejor. Si hubiera otra forma mejor de adoctrinar el Señor la habría usado.
La meta del discipulado es que el aprendiz llegue a ser como su maestro. “Bástele al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor” (Mateo10:25)
Un maestro no puede conducir a su estudiante más allá de su propio nivel de logros. “El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro.” (Lucas 6:40). “No puedes enseñar lo que no conoces. No puedes llevar gente donde tú mismo no vas”.
Cada verdadero creyente es un discípulo del Señor Jesucristo. Además de los Doce, hubo muchos otros que siguieron a Jesús y fueron reconocidos como discípulos. Entre estos existen grados de discipulado, los cuales eran determinados por su fe y obediencia.
“Conforme a vuestra fe os sea hecho” (Mateo 9:29). “Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos” (Juan 8:31).
Incluso a los incrédulos algunas veces se les denomina discípulos. Es el caso de Juan 2:23-24, donde leemos que algunos creyentes en su Nombre, pero Jesús no se fiaba de ellos porque sabía que nunca habían nacido de nuevo. Nuevamente lo vemos en Juan 6:66, “Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con Él”. A través de su deserción le demostraron al Hijo de Dios que no le pertenecía. Su discipulado era superficial (Ver Jn.8:31-33).
El Señor Jesús es el verdadero Discípulo.  En Isaias 50:4-5 dice, “Jehová el Señor me dio lengua de sabio (la palabra sabio es sinónimo de discípulo), para saber hablar palabras al cansado; despertara mañana tras mañana, despertara mi oído para que oiga como los sabios (discípulos). Cada mañana Él se coloca delante de su Padre para recibir instrucciones para el día. El currículum de cristiano se encuentra en las páginas de la Biblia. Para ser un discípulo maduro debemos conocer la Biblia y obedecerla. Uno de los principales énfasis en el Nuevo Testamento es el desarrollo del carácter cristiano.
•    Mt.5:1-12 describe el  carácter de los ciudadanos del reino.
•    En Juan 15:1-17  se habla de la necesidad de “permanecer”.
•    En Gálatas 5:22-23 es “El fruto del Espíritu”.
•    En Efesios 6:10-20 lo describe como “toda la armadura de Dios”.
•    2 Pedro 1:5-11 remarca algunos factores esenciales del carácter cristiano.
Parecería que el carácter es más importante que el servicio.
El discipulado es mucho más que la mera lectura de libros como este. Consiste en un entrenamiento sobre la marcha. Significa que debemos pasar el tiempo con el Maestro e involucrarnos con Él en diversas formas de servicio cristiano. En el caso de los hombres, puede significar involucrarse activamente en ministerios como la prédica, la enseñanza, el evangelismo personal, el evangelismo al aire libre, la consejería y la visitación. En el caso de las mujeres puede significar enseñanza, aconsejar y la visitación. A medida que un discípulo se expone a sí mismo a través de estas actividades, pronto podrá reconocer su don (o dones) y servir independientemente de su mentor. Debemos entonces encontrar uno o más creyentes jóvenes a los cuales discipular.
El discipulador debe hacerse amigo de su aprendiz, incluso en el caso de que este último progrese con lentitud. El mentor no debería ser demasiado riguroso y exigente. Debe encontrar tiempo para escuchar. Sería bueno si pudiera reunirse con su alumno en ocasiones sociales o deportivas, o si estuviera dispuesto a encontrarse en tiempos no estipulados, para ayudarle cuando le sobrevenga alguna crisis.
En vez de seguir el mismo programa estereotipado para cada persona, el discipulador debería buscar la guía del Espíritu Santo para recibir la guía individual. El Espíritu es soberano; no siempre actúa en la misma forma.

Extraído del libro: El Manual del Discípulo
Primera edición en español: Enero 2010
Páginas 19-21