¿El sudario de Turín? (3ra Parte)

Por: Josh McDowell
Manchas de sangre
Se analizaron en busca de autenticidad las supuestas manchas de sangre en dos partículas pequeñas y 12 hebras del sudario. Antes de los recientes exámenes hechos al sudario, se determino que no había evidencias concluyentes de que las manchas de la tela fueran de sangre humana. (Thomas Humbert,  The Sacred Shroud, El sudario sagrado, p.178). Las pruebas recientes, hechas en 1978, han llevado a los protagonistas a creer que “las zonas con manchas de sangre tenían las características espectrales de la hemoglobina humana” (S.F.Pellicori, “Spectral Properities of the Shroud of Turín”, Applied Optics, 15 de junio de 1980, volumen 19, No.12, pp. 193-1920). Sin embargo, todavía queda el caso de que un falsificador con un buen método, lógicamente usaría sangre humana para crear la imagen más real posible. La presencia de sangre o de hemoglobina humana en el sudario no es evidencia válida para garantizar la autenticidad del mismo.

Duplicaciones
Los partidarios del sudario presentan varias evidencias para sustentar su autenticidad. Estas evidencias son: (1) no hay marca de brochas; (2) no hay penetración de la imagen en las fibras (es puramente un fenómeno de superficie); (3) presencia de un polo que se dice que es de áloe; (4) los “fósiles de polen” encontrados en la tela, se suponen que son de la época de Cristo.
La mayoría de las propuestas anteriores tienen su respuesta en una imagen en bajorrelieve creada por Joe Nickell. Una fotografía de la imagen se encuentra en la edición de noviembre-diciembre de 1978 de la revista The Humanist, y en la de noviembre de 1979 de Popular Photography.
Nickell uso una técnica que utiliza solamente material y metodos del siglo XIV para recrear o duplicar una imagen negativa como la hallada en el sudario. Esta técnica produce un negativo.
No pinto la imagen, sino que uso un bajorrelieve y le aplico un trapo mojado, y cuando se había secado, uso un cepillo para frotarle “pigmento” en polvo. Uso una mezcla de mirra y áloe. Esto no dejo marca de brocha.
Nickell escribe: “Mis frotaciones, aun de cerca, parecen creadas sin pigmento. Use una mezcla de las especias usadas en los funerales –mirra y áloe- , que reproducen el color “quemado” y numerosas características.”
“Es interesante notar que (según la Enciclopedia Americana, 1978) los áloes han servido en realidad “como tintura o pigmento””
“Un punto principal es que este “pigmento” no penetra en las fibras, quedando (como se dice de la coloración del sudario) puramente “como fenómeno de la superficie”, mostrado por el análisis de cortes y el examen microscópico…”
“Dos miembros de la comisión oficial secreta (expuesta después) del sudario, nombrados en 1969 para examinar el lienzo, sugirieron que la imagen era el resultado de cierta técnica de impresión artística con el empleo de un modelo o moldes. Esa es una descripción bastante precisa de la técnica de la técnica que me dio buen resultado”
“los entusiastas del sudario afirman que no han encontrado “evidencias de pigmentos” en la tela, aunque se dice que hay evidencias de un “polvo” que se supone sea áloe. Ellos señalan que no hay marcas de brochazos; que alrededor de los orificios de quemaduras (del incendio de una capilla en 1532), no hay obscurecimiento de las zonas impresas; y que la imagen no tiene “direccionalidad” (como de pincel o aplicaion de los dedos). Estas, no obstante, son todas características de mi técnica.”
“El informe mencionaba el descubrimiento de varios “cristales” (o “gránulos”) de amarillo-rojizo a naranja y ciertos “glóbulos” que concuerdan con la apariencia de mirra y áloe. Estas especias (a disposición del falsificador en la feria del Champagne dos veces al año, o en el local del boticario de su pueblo) probablemente contenía los “fósiles de polen” de Oriente Medio que se dicen están en el lienzo” (“The Shroud”, Christian life, febrero de 1980, vol.4, no.10).
Un negativo de fotógrafo mostro una imagen positiva de excelente calidad. El doctor Mueller dice de la imagen de Nickell:
“Joe Nickell describe su método de frotación para producir imágenes negativas parecidas al sudario a partir de bajorrelieves. En cuanto a la calidad, por lo menos, la semejanza es muy grande, y se extiende aun a la calidad, por lo menos, la semejanza es muy grande, y se extiende aun a la profundidad microscópicas de la penetración del color en los hilos”
“La técnica de frotación, aun con un bajorrelieve dado, se puede variar con facilidad al cambiar el tamaño de la brocha, la presión y el modo en que se humedece la tela, para producir imágenes de carácter muy diverso. Así, se puede variar las a características tridimensionales de las frotaciones casi a voluntad” (“Shroud: Real McCoy or Hoax? Los Alamos Monitor, diciembre 16, 1979”).

La mortaja de Cristo
Tal vez la evidencia más fuerte contar la autenticidad del sudario sea la falta de armonía entre el procedimiento fúnebre que implica el sudario de Turín y los relatos de que nos presenta el Nuevo Testamento acerca del funeral de Cristo
“En tiempos antiguos se cortaba el cabello (R. B. Moed. Kat., 8b), pero ahora solo se lava, y después se ierten sobre el cadáver nueve medidas de agua fría (durante lo cual, en algunos lugares, se pone a los muertos en posición erguida), y esto constituye en sí una purificación religiosa”
“El cadáver, por supuesto, se seca por completo, y se tiene cuidado de no dejarlo descubierto en el proceso. Las mujeres tienen que pasar por el mismo proceso a monos de su propio sexo. En Hechos 9:37 tenemos el caso de una mujer que fue lavada antes de su sepultura en tiempos del Nuevo Testamento.”
“Era costumbre antigua también ungir el cuerpo, después de limpiarlo, con varias clases de especies aromáticas… Se recordara que cuando se le hizo el reproche a María por el desperdicio innecesario de ungüento, Jesús exclamo: “Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto” (Juan 12:7). Encontramos también escrita la información de que después se trajo una mezcla de mirra y áloe, unas cien libras en total, para el cuerpo de Jesús (Ibíd 19:39)”
“Después de realizar el rito de purificación de la manera acostumbrada, se viste el cadáver con la mortaja (Mish. Sanhed. 6.5)… Ella es idéntica a la síndone (sabana compare Mateo 27:59, ect.) del Nuevo Testamento, hecha de lino blanco sin ningún ornamento, y no debe tener manchas.”
“Generalmente son obras de mujeres, y se cosen de forma sencilla; no se permiten nudo, según algunos, como símbolo de que la mente del muerto se ha librado de los cuidados de esta vida, pero en la opinión de otros, como representación de la expresión de un deseo de que los huesos del muerto se disuelvan rápidamente en su polvo primitivo (Rokeach, 316). Ningún cadáver, ni de hombre ni de mujer, debe vestirse con menos de tres piezas de ropa” (de The Jewish Quarterly Review, vol.7, 1985, pp. 260, 261).
(Continua...)
Extraido del libro: Respuestas
Edición 1985
Páginas 174-178