¿El sudario de Turín? (1ra parte)

Por: Josh McDowell
El sudario de Turín, una antigua tela de lino de unos 5 m por 1,3 m, ha sido presentado al mundo como la misma sábana con la cual enterraron a Jesús. Veintenas de personas han apoyado su autenticidad. El papa Pablo VI proclamó el sudario como “la reliquia mas importante en la historia del cristianismo” (U.S. Catholic, mayo 1978, p.48).
Se dice que la imagen de la sábana es la propia imagen de Jesucristo y demuestra una prueba tangible de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Muchos la han llamado el misterio más grande del mundo. Los partidarios del sudario sostienen que la imagen soporta el análisis del siglo XX como algo humanamente imposible de “falsificar” o “duplicar”.
Después de una intensa investigación, hemos llegado a considerar el sudario con mucho escepticismo. Parece que gran parte de la investigación alrededor del sudario se ha realizado a la luz de convicciones preconcebidas acerca de su autenticidad.
Hay muchos problemas muy agudos para sustentar que el sudario es autentico. Antes de 1350, no hay evidencias históricas para probar la autenticidad ni aun la existencia del sudario. A.J. Otterbein, en The New Catholic Encyclopedia, La Nueva Enciclopedia Católica, hace la siguiente observación:
“La documentación incompleta sobre e sudario hace que alguno vacilen en cuanto a aceptar sus autenticidad. Tal vacilación se justifica, si se consideran solamente las evidencias históricas. ”

Falsificación
Cerca de 1900, se encontró una carta en una colección de documentos, propiedad de Ulysse Chevalier. La carta fue escrita en 1389 por el obispo de Troyes a Clemente VII, papa de Aviñon.
La carta explicaba que una investigación había descubierto al artista que había pintado el sudario, y él había confesado. Muchos estaban preocupados, porque se usaba la sábana para obtener ganancias económicas. La carta indicaba además:
“Pues muchos teólogos y otras personas sabias declararon que este no podía ser el sudario real de nuestro Señor, con la imagen del Salvador impresa en él, pues el Santo Evangelio no hizo mención de tal imagen; mientras que, si hubiera sido verdadero, parece imposible que el santo evangelista hubiera omitido escribir de él, o que el hecho hubiera permanecido escondido hasta el tiempo presente.”
La carta añadía que el falsificador había sido descubierto, y se refería a la verdad atestiguada por el artista que lo había pintado, es decir, que era obra de habilidad humana y no realizada o entregada de modo milagrosos.

Su historia
Geoffrey de Charney adquirió el sudario antes de 1357. Fue exhibido para su veneración en 1357 en una iglesia de Lirey, Francia, fundada por Geoffrey. Este murió en 1356, antes de que revelara como había obtenido la sábana.
E l sudario fue guardado cuando una investigación demostró que era una falsificación. Luego, cerca de 1449, Margaret de Charney, nieta de Geoffrey, hizo una gira con el sudario y cobró por su exhibición. En 1452, le dio el sudario al duque de Saboya a cambio de dos castillos.
Fue puesto en la Sainte Chapelle de Chambery, donde lo daño un incendio el 3 de diciembre de 1532.
Emanuel Filiberto de Saboya traslado el sudario de Francia a Turín, Italia, en 1578. Un fotógrafo llamado Secondo Pia tomo una foto de la imagen de la sábana en 1898. Para sorpresa de todos, se descubrió que la impresión de la tela era un negativo.

La creación de la imagen
La transferencia de la imagen a la tela en un paso importante para explicar si la tela es el resultado de un milagro, y es en realidad el sudario de Jesús, o no. Si no hubiera duda de que lo impreso en la tela estaba más allá de los medios naturales, tendríamos un milagro, y por tanto el sudario de Cristo. Ambos bandos en esta discusión admiten que la imagen esta formada según la crucifixión de Cristo.
Los métodos propuestos para la transferencia de la imagen a la tela son (1) vaporografía (2) quemadura y radiación (3) termografía.
La vaporografía es un proceso por el cual la mezcla de especias, áloes y aceite reacciona con el amoníaco (úrea) del sudor del hombre, en forma de vapores, para dar la imagen en la tela. El único requisito de la física es que los vapores deben viajar en líneas rectas para formar la imagen.
El problema de esta teoría es que no todos los químicos creen que los vapores viajen en relaciones lineales exactas a partir de sus puntos de origen. OGorman escribió en 1931 que una manera posible para que ocurra la vaporografía seria la adición de una sustancia radioactiva en las especias o en el propio cuerpo de Cristo. Sin embargo, esto se debe considerar como una especulación del más alto grado.
Otro método que ha ganado popularidad, y del cual se trata en los “Procedimientos”, es la “quemada”, o el proceso de un cuerpo que despide radiación suficiente para quemar la imagen  en el lienzo. Esta teoría se acalló por el testimonio de dos científicos: Wade Patterson y Dave D. Myers, del Laboratorio Lawrence Livermore.
Ellos dijeron que no veían como las imágenes del sudario podía haber sido producidas de modo natural por ionización o radiación de alta energía, nuclear u otra. Los rayos X y los rayos gama están entre los principales rayos ionizantes, y las imágenes no pudieron haber sido producidas por ninguno de ellos, porque se necesitan maquinas de alto voltaje para generar rayos X, y las únicas fuentes naturales de rayos gama son sustancias radioactivas como el uranio; además, los rayos X y gama no actúan sobre la materia de la manera que se refleja en el sudario.
Los rayos X y gama, decían ellos, están entre las radiaciones más penetrantes; habrían pasado a través del sudario en vez de marcarlo. Admitieron que una fuente muy intensa de radiación ionizante podría haber afectado la tela, pero dodos los factores participantes – un cuerpo, el paso de los siglos, etc.-, ellos no ven como pudo haber sido posible eso.
Au si por algún azar improbable, el cuerpo se hubiera vuelto radioactivo y estuviera por tanto emanando rayos X y gama, las imágenes del sudario no estarían todavía de acuerdo con el tipo de imágenes formadas bajo tales circunstancias. Los huesos absorben con más fuerza los rayos X y gama, dijo Patterson, y lo huesos, no la piel, hubieran sido los aspectos más claros de la imágenes.
Aunque se hubiera embadurnado el cuerpo con alguna sustancia radioactiva tal como el uranio –que emite rayos gama y partículas alfa y beta, todas las cuales son radiaciones ionizantes–, los científicos todavía no pensaban que las imágenes del sudario habrían aparecido; en la mejor de las circunstancias, habría sido una silueta.
Si se hubiera aplicado una sustancia radioactiva para hacer resaltar solo algunas partes, añadieron, todavía no conocían ellos ninguna técnica para preparar la tela a fin de que pudiera registrar la radiación de alta energía. Los rayos X son un ejemplo de lo que ellos pensaban; se necesita una película sensitiva para registrar la presencia de rayos X.
Si hubiera tenido lugar una explosión atómica en Jerusalén durante el funeral de Cristo, habría existido suficiente radiación de alta energía para trazar las imágenes en el sudario, pero también lo habría destruido por su intensidad. Aun si no hubiera destruido, habría afectado el lienzo del sudario de un modo muy diferente (de Tje Shroud, El sudario, por Wilcox, pp. 154, 155).
Un tercer  método que permite una transferencia de imagen es una es una forma menor de radiación manifestada en el calor. Este proceso se llama termografía, y se usa en la detección del cáncer del seno. Los doctores Jackson y Jumper favorecen este método como el más probable para la transferencia de imagen.
“Con el uso de computadoras para analizar la información tomada de las fotos, verificaron la idea de que la imagen era uniformemente más clara y más oscura en proporción a la distancia entre el cuerpo y la tela. Tan uniforme, en realidad era la variación… que no les quedo duda de que las imágenes habían sido producidas por algún proceso físico –al parecer diferente del arte humano – y se inclinaron a favorecer el termograma, una imagen formada por color” (de The Shroud, El sudario, por Wilcox, p. 175).
Sin embargo el doctor Wood, del instituto Neurológico de Nueva York, relaciona este proceso con el sudario y como resultado expone muchas dudas al respecto.
La termografía, explica el doctor Ernest Wood, surgió de la fotografía infrarroja desarrollada en la Segunda Guerra Mundial; hoy en día se usa principalmente en la detección del cáncer del seno. Su principio es sencillo: el calor emanado por el cuerpo se usa para hacer fotografías de diagnostico, y las fotografías son negativos.
Sin embargo, hay diferencias importantes, indica el doctor Wood, entre las fotografías termográficas y las “fotografías” del sudario. Por su parte, se necesitan maquinas especiales para aumenta el calor del cuerpo al punto de que se pueda registrar una imagen: la magnificación esta en el orden de un millón de veces. Por otra parte la fotografía termográfica queda registrada en película de Polaroid, no en tela (The Shroun, El sudario, por Wilcox, pp.171, 172).
La cantidad de calor irradiado, magnificado a una escala de millo de veces más, es muy probable que habrían destruido la tela con su intensidad.
Los que abogan porque  una baja radiación hizo la imagen, deben admitir una refracción de la luz visible. Ellos resuelven esto hablando de una supuesta capa de sudor mórbido en el cuerpo, que actuara como lente de refracción para enfocar la radiación en el patrón lineal principal por la cual el cuerpo no debió ser lavado).
Si se quita el sudor, se quita el mecanismo de enfoque. El doctor Mueller dijo que toda esta teoría era ridícula, pues el cuerpo necesitaría sobre él centenares de lentes parecidos a ojos de mosca para enfocar la radiación. ¡El sudor no serviría para eso!
También es importante que la radiación visible de bajo nivel que se discute forme la imagen a menos de cinco centímetros del cuerpo. A mayores distancias, la intensidad de radiación baja a cero y no deja una imagen. (Continuara)

Extraido del libro: Respuestas
Edición 1985 
Páginas 174-178

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