Las naciones de la Biblia (1)

Nueve naciones o grupos étnicos tuvieron un papel significativo en la historia de Israel en los tiempos bíblicos. 

  1. Los sumerios.
La dispersión que siguió a la torre de Babel (Gn.11) tuvo lugar probablemente en algún momento antes del 3000 a.C. hay evidencia de al menos dos grupos étnicos que datan de aquel tiempo en Mesopotamia, la “tierra entre los dos ríos” (el Tigris y el Éufrates). Los acadios vivían en los valles superiores, mientras que los sumerios ocuparon los valles superiores, incluyendo la ciudad de Ur, el lugar donde nació Abraham.

Los sumerios eran excelentes arquitectos y constructores. Ur, por ejemplo, poseía un descomunal palacio real con enormes escalinatas, grandes columnas y paredes enmaderadas cubiertas de hermosas pinturas.
Los sumerios fueron la nación más antigua con registros escritos. Usaban símbolos pictográficos pero posteriormente cambiaron dichos símbolos a señales convencionales, escribiendo en tabletas de arcilla blanda con estilos. El estilo tenía una punta triangular y hacia marcas “en forma de cuña”. Entre los más famosos de los escritos sumerios se encuentran La creación y La épica de Gilgamés, que da la narración del diluvio universal.
  1. Los egipcios.
Protegidos por todos lados por barreras naturales y bendecidos con la riqueza del Nilo, Egipto se convirtió en una de las primeras civilizaciones, con dinastías nacionales datando de época tan temprana como el 3300 a.C. Mizraím, hijo de Cam, hijo de Noé, es generalmente considerado como el antecesor de los egipcios así como de los filisteos; Mizraím es el término hebreo para denotar a Egipto (véase Gn.10:6).

Egipto estaba en la cumbre de su poder a 1600 – 1100 a.C. José fue vendido como esclavo en Egipto a. 1900, y su familia acudió allá para escapar del hombre unos 25 años después. Después de aproximadamente otros cien años, los egipcios comenzaron a usar a los israelitas como mano de obra forzada para sus colosales proyectos de edificios reales. Dios los libro por medio de los milagrosos acontecimientos del éxodo en el 1445. Tras haberlos liberado de Egipto y habiéndolos establecido en su propia patria, los israelitas buscaron en diferentes ocasiones la alianza con Egipto contra otras potencias mundiales. Los profetas de Israel siempre los advirtieron contra esta alianza, y los acontecimientos subsiguientes siempre demostraron la certeza de dichas advertencias. Las posiciones de Egipto como potencia mundial se desvanecieron para siempre durante los años del dominio mundial.

  1. Los Cananeos.
“Cananeo” es un término general para la gente que vivía en la Tierra Prometida en el tiempo en que Israel la reclamo después de su liberación de Egipto. Entre los cananeos se incluían los fenicios, filisteos, amonitas, heteos, jebuseos, amorreos y heveos. Muchos de esos pueblos eran descendientes de Canaán, el cuarto hijo de Cam (Gn9:22-27; 10:6, 15-20), y la designación “cananeo” puede haber procedido de él. Pero algunos creen que el nombre procedía del griego Canaán, que significa “rojo sangre”. Los fenicios y otros mercaderes marinos llegaron a la región para adquirir un tinte del molusco murex, y debido al color distintivo del tinte se pasó a referirse a toda la región como Canaán.

Entre las primeras ciudades fundadas por los cananeos se incluyen Gezer, Meguido, Jericó, Sodoma, Gomorra y Jerusalén. Los cananeos fueron probablemente los primeros en tener un alfabeto; el suyo se componía de 31 símbolos.

Las naciones Cananeas eran conocidas como las más pervertidas sexualmente y más moralmente depravadas, y como los pueblos más sanguinarios de toda la historia antigua. Su depravación esta mencionada en la Biblia (Gn.13:13; 15:16; 18:20; 19:1 – 11: Nm.25:1 – 3; Jue.19: 14 – 25; 1R.14:24; 15:12; 22:46; 2R.23:7). También la menciona Filón de Biblos, un erudito fenicio a. 1000 a.C., y aparece mencionada en la literatura de la antigua Ugarit, encontrada en 1929 en Ras Shamra. Fue debido a la depravación de los cananeos que Dios dio su tierra a los judíos y ordeno el exterminio de aquellos (Dt.7:1 – 5; 20:10 – 15; Jos.9:24).

  1. Los filisteos.
Entro los cananeos, los filisteos eran especialmente dignos de mención por su interacción con Israel. Los filisteos, un pueblo marinero, llegaron de la isla de Creta (“Caftor”, Dt.2:23; Jer.47:4; Am.9:7) y se asentaron en Canaán alrededor del 1200 a.C. Ellos, lo mismo que los egipcios, procedían del linaje de Cam, a través de su segundo hijo Mizraím (1 Cr.1:11-12). Pueblo guerrero, conquistaron las naciones autóctonas y constituyeron una liga de cinco ciudades (la “Pentapolis”), compuesta de Gaza, Asdod, Escalón, Ecrón y Gat. “Palestina”, a menudo sinónima de Canaán, deriva de “Filistea”.

Los filisteos eran sumamente religiosos, y adoraron a Dagón (el dios del cereal), a Astoret (dios de la fertilidad) y a Baal-zebub (dios de la morada) (1S.5:2-4; 31:20; 2R.1:2). Baal-zebub fue más conocido como Beelzebú, a quien Jesús designo “El príncipe de los demonios” (Mt.12:24, 27). Los filisteos celebraban sus victorias en el templo de sus ídolos (1S.31:9) y a menudo llevaban a sus dioses a la batalla (2S.5:21).

Samgar y Sansón lucharon los filisteos (Jue.3:31; 31:1; 15:20). Fueron eventualmente echados hacia la costa por Samuel (1S.7:12-14). Saúl fue derrotado por ellos y murió en la batalla (1S.31). David lucho contra ellos (1 S.17; 2S.5). Para la época de Salomón había quedado totalmente sometido (1R.4:21).

  1. Los asirios.
Hacia alrededor del 1200 a.C., los asirios regían toda Mesopotamia desde su capital Nínive; quizá la más grande ciudad de la antigüedad. La más cruel de las naciones en la historia antigua, los asirios conquistaba y gobernaban mediante el más puro terror. Cuando conquistaban una nación, deportaban a toda su población a Asiria como esclavos y ponían el territorio conquistado a disposición de aquellos extranjeros que quisieran vivir allí. Los asirios desarrollaron la técnica de la guerra de sitios, usando arietes y otros ingenios para destruir las fortificaciones de los enemigos.

Asiria comenzó a amenazar Israel a. 750 a.C., y derroto el reino del norte en el 722, deportando a la mayor parte de la población a un exilio del que nunca volverían (2R. 15 – 17). Nínive y su imperio de Asiria cayeron en manos de Babilonia en el 612 a.C.


Extraido de: Compendio Manual Portavoz, 2001
Harold L. Willmington, pág. 931-935

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